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En calidad de vicepresidenta su popularidad no terminó nunca de despegar, pero desde que Joe Biden decidiera hace aproximadamente una semana renunciar a la reelección y ungiera a su número dos como candidata demócrata a la presidencia de Estados Unidos, la popularidad de Kamala Harris está subiendo como la espuma al otro del charco. Sin embargo, la actual vicepresidenta de Estados Unidos tendrá enfrente a Donald Trump, cuya imagen se ha visto inevitablemente reforzada tras salir ileso hace un par de semanas de un intento de asesinato durante un mitin político en Pensilvania.
A la de analizar las posibilidades de la marca Kamala Harris frente a una marca deteriorada pero aun así excepcionalmente robusta como Donald Trump, hay que comenzar colocando bajo la lupa no tanto las peculiaridades de una y otra marca sino más bien el contexto mental en el que se desenvuelven ambas marcas.
Y desde ese punto de vista a nadie se le escapa que la imagen de Donald Trump con el puño en alto tras sobrevivir a un intento de asesinato el pasado 13 de julio es extraordinariamente poderosa y está grabada a fuego en la mente de millones de votantes allende los mares, explica Michael Brandtner en un artículo para Horizont.
El enorme poder visual de esa imagen ha sido además amplificado hasta el infinito y más allá por las palabras que brotaron espontáneamente de los labios de Trump tras su intento de asesinato: «Fight! Fight! Fight!». Esas tres palabras están no solo asociadas de manera irremediable a la imagen de Donald Trump sangrando, sino que acompañarán probablemente al expresidente de Estados Unidos a lo largo de toda su campaña electoral. Así quedó, no en vano, patente, en la convención republicada de Milwaukee.
A la hora de dar forma a su propia marca, Kamala Harris debería apalancar la mirada en la icónica imagen de Donald Trump tras su intento de asesinato y también al que tiene todas las papeletas para devenir en su eslogan electoral: «Fight! Fight! Fight!». A la gente le encantan, al fin y al cabo, las controversias.
Kamala Harris debe buscar una réplica suficientemente poderosa al «Fight! Fight! Fight!» de Donald Trump
Sin embargo, es importante que Kamala Harris responda a esa imagen y ese «claim» con un mensaje de naturaleza positiva. En lugar de centrarse en la «campaña sucia» de su rival y recriminarle sus malas artes, la candidata demócrata haría bien en dar la réplica al «Fight! Fight! Fight!» de Donald Trump con un eslogan de cosecha propia (y tan poderoso como el de su rival).
En una controversia es importante las palabras tras las que se parapetan las dos partes enfrentadas y esas palabras tienen que ser impepinablemente de naturaleza positiva. En Estados Unidos quienes están en contra del aborto han hecho suyo, por ejemplo, el eslogan «Pro Life», mientras que aquellos que están a favor han izado la bandera de un lema preñado igualmente de positivismo: «Pro Choice».
Habida cuenta de la ventaja con la que parte Donald Trump de cara a la feroz batalla electoral que se avecina, Kamala Harris y sus asesores harían bien en concentrarse en tres tareas principales, según Brandtner:
- Desarrollar un eslogan propio capaz de plantar cara con garantías al «Fight! Fight! Fight!» de su rival Donald Trump.
- Crear un símbolo, un gesto e incluso un logo que esté en posición de hacer cobrar vida en el plan visual del eslogan de Kamala Harris.
- Una vez alumbrados un eslogan y un símbolo propios, habrá que dar forma a la dramaturgia por la que se regirá la campaña de Kamala Harris.
Un lema con el que Kamala Harris estaría en posición de contrarrestar el poder del eslogan escogido con su rival sería, por ejemplo, «Unite! Unite! Unite!». Al fin y al cabo, el espíritu de lucha no basta por sí solo para enderezar el rumbo de Estados Unidos. Y el espíritu de unión es tan o más importante que la lucha. El eslogan «Unite! Unite! Unite!» calaría hondo entre los simpatizantes del Partido Demócrata y llamaría en último término a la movilización, que es absolutamente esencial en una campaña electoral, concluye Brandtner.
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